PILARES

Los cinco pilares (energético, espiritual, mental, físico y alimentario) buscan el equilibrio integral. En general, fomentan la gestión de energía, conectan con el propósito, fortalecen la claridad y resiliencia; cuidan el cuerpo y promueven la nutrición equilibrada, impulsando un bienestar holístico.

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Del Caos a la Claridad: Regular las emociones para tomar decisiones más asertivas.


Pilar Energético

Debemos reconocernos como seres de energía, entendiendo que todos estamos interconectados a través de una malla planetaria, donde predomina la conciencia colectiva. Nuestra vibración, frecuencia y energía generan un círculo que puede afectar positivamente o negativamente nuestra existencia en esta experiencia humana. Al elevar nuestros niveles de conciencia y comprensión, podemos cuidar y cultivar acciones que impulsen una mejor calidad de vida. Este enfoque también transformará nuestra percepción sobre las emociones.
El conocimiento y la conciencia son fundamentales para manejar nuestras emociones de manera efectiva. Nos invita a adentrarnos en un conocimiento profundo que cambiará nuestra realidad actual en cuanto al manejo emocional, permitiéndonos conquistar la energía que nos fue otorgada al momento de nacer y disfrutar de nuestra existencia desde nuestra energía vital.
El mal manejo emocional puede causar desequilibrios en nuestra energía, afectando aspectos de nuestra vida como lo mental, físico, alimentario y espiritual, llevándonos a un colapso en nuestro bienestar general. Afortunadamente, existen técnicas para restablecer la armonía, como el Reiki, que nos ayuda a identificar y equilibrar los vórtices energéticos de nuestro cuerpo. Estos vórtices son esenciales para mantener el equilibrio emocional, evitando que las emociones negativas impacten nuestra vida y bienestar.


Pilar Espiritual

La espiritualidad no es una moda ni una tendencia, sino una forma profunda de vivir en conexión con uno mismo, con el todo y con las leyes universales. Aunque hoy se habla mucho de “vida espiritual” o “ser espiritual”, este concepto va más allá de las etiquetas. Proviene del latín spiritus, que significa aliento, vida y alma. Vivir espiritualmente implica soltar miedos, comprender el silencio, cultivar la tolerancia y liberarse de las cadenas invisibles que impiden la armonía interior.
Cada quien vive la espiritualidad a su manera: algunos buscan iluminación, otros practican la compasión o sirven a la humanidad. Lo esencial es integrar estas formas en la vida cotidiana con alegría, equilibrio y conexión con la energía vital.
Sin embargo, existen energías de baja astralidad que afectan nuestras emociones, decisiones y bienestar. Estas energías oscuras —como espíritus de ruina, fuerzas negativas, agresión psíquica o portales astrales— bloquean nuestros centros energéticos (chakras), provocando síntomas como ansiedad, cansancio, conflictos, rechazo o dolores físicos.
Eliminar estas energías permite reconectar con la luz, recuperar el equilibrio emocional y avanzar en el camino espiritual. La espiritualidad, entonces, es un acto valiente de vivir con conciencia, amor y libertad interior.


Pilar Mental


Las emociones y los sentimientos son clave en nuestra vida, pero entender sus diferencias puede marcar un antes y un después. La emoción es una reacción intensa y pasajera del ánimo ante un estímulo externo, visible y de corta duración. El sentimiento, en cambio, es más duradero: es una emoción más pensamiento, una experiencia interna que nos lleva a reflexionar, motivarnos o conflictuarnos. Siempre hay una emoción antes de un sentimiento, pero no todo sentimiento existe sin una emoción previa.
Reconocer estas diferencias nos permite gestionar mejor nuestra vida emocional. Por ejemplo, la ira puede transformarse en rencor, el miedo en inseguridad, o la alegría en confianza.
Existen herramientas poderosas para este manejo. La Programación Neurolingüística (PNL) nos enseña a reprogramar pensamientos, emociones y conductas. La hipnosis, por su parte, guía a estados de relajación profunda para trabajar emociones específicas. La terapia EMDR usa movimientos oculares para reprocesar traumas y aliviar angustias. Y la regresión permite explorar recuerdos del pasado para sanar desde la raíz emocional.
Todas estas técnicas nos ayudan a reconectar con nuestro bienestar, liberar bloqueos emocionales y vivir desde una comprensión más plena de nuestras emociones y pensamientos. El autoconocimiento es el primer paso hacia el equilibrio emocional.


Pilar Físico


Todo lo que vemos afuera es un reflejo de lo que llevamos dentro. Cuando fortalecemos nuestra confianza y expandimos el conocimiento, creamos conciencia que transforma nuestra salud y estilo de vida. Las enfermedades no solo son físicas; también existen dolencias mentales, energéticas y espirituales que causan un profundo sufrimiento, conocidos como “dolores del alma”, como la ansiedad, el estrés, la depresión o dolores musculares y de pecho.
Los síntomas son señales de alerta que nos avisan que algo no está bien. Muchas veces ignoramos estos avisos, lo que puede llevarnos a padecer enfermedades físicas difíciles de tratar. Detrás de un síntoma puede haber un origen emocional, espiritual, energético o alimentario que, al no ser atendido, termina manifestándose en el cuerpo físico.
Además, en los primeros 21 años de vida atravesamos tres etapas clave que influyen en toda nuestra existencia:
Mundo de la búsqueda, donde buscamos pertenecer y entender las relaciones.
Mundo de la fantasía, en el que cuesta distinguir lo real de lo imaginario.
Mundo de la construcción, donde definimos la dirección de nuestra vida.
Comprender el origen de nuestros síntomas y estas etapas nos ayuda a sanar en todos los niveles: cuerpo, mente, alma y energía.


Pilar Alimentario


Las emociones son interpretaciones internas de experiencias externas y, cuando no se canalizan adecuadamente, pueden afectar nuestra alimentación y, por ende, nuestra salud física y emocional. Las emociones mal gestionadas pueden alterar el apetito, provocando cambios en la ingesta de alimentos y bebidas, lo que afecta nuestra energía y vibración. Una alimentación inadecuada puede crear un ciclo emocional negativo, llevándonos a estados de ánimo bajos.
Una dieta equilibrada es fundamental para gestionar las emociones de manera efectiva. Comer de forma adecuada mejora nuestro manejo emocional, ayudando a controlar impulsos y promoviendo comportamientos saludables. Los estilos de alimentación desadaptativos, sin embargo, pueden generar desequilibrios emocionales que impactan negativamente en nuestras decisiones y autoestima.
Para mejorar el bienestar emocional, es esencial prestar atención a lo que ingerimos. Algunas recomendaciones incluyen análisis de sangre para identificar las necesidades nutricionales del cuerpo, consumir alimentos de temporada para evitar productos químicos y ajustar la ingesta de agua según las recomendaciones de la OMS. Además, las Flores de Bach, un remedio natural que equilibra las emociones, son útiles para gestionar el estrés y la tristeza, ayudando a restaurar el equilibrio emocional.
La alimentación es la clave para mantener la armonía entre cuerpo y mente, convirtiéndonos en creadores de nuestra propia abundancia.

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